Instituido por Hipócrates, considerado como el fundador de la medicina científica, separada de los rituales religiosos, vivió en Grecia entre los años 460 y 377 a.C., estableció las reglas que debía seguir todo aquel que quisiera ejercer la medicina y que, con algunas modificaciones, constituyen el texto que en España y en otros países deben jurar solemnemente en el momento de recibir el título académico.
En el momento de ser admitido como miembro de la profesión médica, ante mis maestros y en esta Facultad de Medicina que me enseñó todo cuanto sé, juro que:
1. Consagraré mi vida al servicio de la humanidad.
2. Guardaré a mis maestros el debido respeto y gratitud.
3. Practicaré mi profesión con conciencia y dignidad.
4. La salud de mis pacientes será el objetivo prioritario de mi trabajo.
5. Respetaré los secretos que me fueren confiados en todo aquello que con ocasión o a consecuencia de mi profesión pudiera haber conocido y que no deba ser revelado.
6. Consideraré a mis colegas como a mis propios hermanos y no formularé a la ligera juicios contra ellos que pudieran lesionar su honorabilidad y prestigio.
7. No permitiré que prejuicios de religión, nacionalidad, raza, partido político o nivel social se interpongan entre mi deber y mi conciencia.
8. No prestaré colaboración alguna a los poderes políticos que pretendan degradar la relación médico-enfermo restringiendo la libertad de elección, prescripción y objeción de conciencia.
9. Guardaré el máximo respeto a la vida y dignidad humanas. No practicaré, colaboraré, ni participaré en acto o maniobra alguna que atente a los dictados de mi conciencia.
10. Respetaré siempre la voluntad de mis pacientes y no realizaré ninguna práctica médica o experimental sin su consentimiento.
11. No realizaré experimentos que entrañen sufrimiento, riesgo o que sean innecesarios o atenten contra la dignidad humana.
12. Mantendré la noble tradición médica en lo que a publicidad, honorarios y dicotomía se refiere.
13. Procuraré mantener mis conocimientos médicos en los niveles que me permitan ejercer la profesión con dignidad y seguridad.
14. Si llegado el día en que mis conocimientos o facultades físicas o sensoriales no fueran las idóneas para el ejercicio profesional no abandonase éste voluntariamente, pido a mis compañeros de hoy y de mañana que me obliguen a hacerlo.
15. Hago estas promesas solemne y libremente, bajo Palabra de Honor, en memoria de todos los que creen o hayan creído en el honor de los médicos y en la ética de sus actuaciones.
Es público y notorio que gran cantidad de médicos están muy lejos del cumplimiento de este juramento. Esto no debe desmerecer la profesión en sí, sino que, por el contrario, debe servir para apreciar en su justa medida el que en ninguna otra profesión se exija un juramento semejante. Una lectura reflexiva de estos puntos nos descubre que con algunas modificaciones de las referencias profesionales debería servir para que todo trabajo estuviera orientado al servicio de la humanidad. Su presencia en esta profesión explica su especial exigencia vocacional y que sea aquella en que más gente se encuentra que la desempeñan y cumplen en condiciones de verdadera heroicidad.