La humanidad no puede continuar su actual marcha.
Necesita un cambio radical.
El Antropoceno está destruyendo a Gaia,
en lugar de llevarla a una consciente plenitud.
La humanidad ha progresado porque
la colaboración ha superado a la destrucción
y muchos hombres y mujeres han ofrecido su vida a sus hermanos.
Pero ahora el poder de destrucción es tan grande y global,
que amenaza con hacer estériles los sacrificios personales
y hace aún más absurdas las guerras, cualquiera que sea
su justificación religiosa, filosófica, política, económica o social.
Ha llegado el tiempo de que la Tercera Persona
se encarne en estructuras de justicia y transparencia,
para que el Cuerpo Místico alcance su plenitud
y en la Tierra, humanizada, nazca una nueva conciencia,
cuyos latidos vivifiquen todo el Sistema Solar,
y prepare la evolución para un nuevo salto hacia el infinito.
No se trata de cambiar Pentecostés,
sino de vivir plenamente la continua unidad de la Trinidad.
Feliz y frugal Navidad